En los últimos años, el avance de las tecnologías de la información y comunicación (TICs) se ha incorporado a la cotidianeidad de millones de personas, facilitando algunos aspectos de nuestras vidas, en algunas situaciones, y exponiéndonos a riesgos desconocidos en otras.
Uno de ellos es la violencia digital o en línea, algo de lo que ninguna persona se encuentra exenta, y sobre todo aquellas poblaciones en situación de mayor vulnerabilidad como las mujeres y otras diversidades de género, los niños, niñas y adolescentes.