La incorporación acelerada de la Inteligencia Artificial (IA) en distintos aspectos de la vida social, económica y política abre grandes oportunidades, pero también plantea desafíos importantes que requieren atención institucional. En el ámbito electoral, estas tecnologías pueden facilitar la comunicación y la difusión de mensajes de manera eficiente, pero también pueden ser usadas de forma engañosa o manipulativa, afectando la percepción y decisión del electorado.
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