Las experiencias sufridas por mujeres y personas gestantes en todo el mundo, y también en Argentina y en nuestra provincia, son demostrativas de que resulta más común de lo que se supone, haber recibido un trato irrespetuoso, ofensivo, negligente y hasta violatorio de los derechos humanos en procesos que son naturales, como el embarazo y el parto. A ello se suman situaciones de maltrato físico o verbal, procedimientos médicos coercitivos o realizados sin consentimiento informado de la paciente, abuso de la medicalización o en su caso, negativa a suministrar analgésicos, violaciones de la privacidad, etc.-
La violencia obstétrica es uno de los tipos de violencia de género que se presenta o consuma en ámbitos de la salud, sea pública o privada. Al decir de la autora Sarah Fernández Moreno: “Identificar la violencia de género dentro de las prácticas institucionales de salud, permite deducir que ésta es una problemática inherente e incorporada al quehacer diario de las instituciones hospitalarias, enraizadas dichas prácticas en los saberes médicos hegemónicos como superiores y portadores de por si de poder, sin cuestionamiento alguno, masculinizadas, naturalizadas en el ejercicio cotidiano mediante rutinas, actitudes, lenguaje y manejo de este saber, que está legitimado por la institución desde la organización misma de los servicios, las funciones de cuidado, atención e instrucción, y desde las intervenciones y diagnósticos” (Fernández Moreno, Sarah, “La Violencia de Género en las prácticas institucionales de salud: afectaciones del derecho a la salud y a las condiciones de trabajo en salud2“).