Con relación al manejo de fondos públicos, los expertos coinciden en que la ausencia de centralización o unicidad en la gestión de la caja del Estado implica per se la existencia de recursos ociosos en múltiples cuentas bancarias no administradas por los Tesoros, que conviven con necesidades de financiamiento no resueltas. En esas circunstancias, se pueden generar costos de financiamiento innecesarios, pérdidas de oportunidad respecto de la mejor aplicación financiera de los fondos excedentes, sobreprecios en el pago de los bienes o servicios que adquiere el estado y/o falta de coordinación en la aplicación de la política financiera del Sector Público y, sobre todas las cosas, la ausencia de control sobre la percepción y el destino de fondos públicos atenta en contra de la transparencia de las finanzas del Estado habida cuenta que se desconocen su monto, adonde se destinan esos recursos y el costo de esas erogaciones.
Y es que la dispersión en el flujo de fondos y de la información relativa al mismo impide contar con un sistema integrado y confiable para el registro y la administración de los ingresos y de las obligaciones del Estado y genera, en tal sentido, un manto de dudas acerca del manejo razonable de esos fondos que se administran sin control alguno.