Los países que ratifican el Convenio deben respetar, promover y asegurar el disfrute del derecho de toda persona a un mundo del trabajo libre de violencia y acoso.
También deben adoptar un enfoque inclusivo, integrado y que tenga en cuenta las consideraciones de género para prevenir y eliminar la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Este enfoque debe ser adoptado de acuerdo con la legislación y la situación nacional y en consulta con las organizaciones representativas de empleadores y de trabajadores.